En la dermatitis atópica hay una alteración de los lípidos, y por
tanto, una disminución de la función barrera cutánea y pérdida de
agua, es decir, deshidratación que causa un picor constante y
descamación.
Con el frío y los cambios bruscos de temperatura,
las pieles con dermatitis atópica, sufren aún más estos síntomas de
sequedad y descamación. Por eso es recomendable aplicar, si es posible
varias veces al día, cremas hidratantes, altamente emolientes,
específicas para piel atópica. Ayudan a restaurar la barrera cutánea,
y se ha demostrado que incrementan el tiempo de aparición entre brotes.
Pero ¿qué ocurre con el cuero cabelludo?
En el cuero cabelludo los síntomas van a ser los mismos que en
el resto de la piel. Es decir, prurito, piel seca, inflamación,
enrojecimiento y descamación. Pero, teniendo en cuenta que el cuero
cabelludo tiene mayor cantidad de terminaciones nerviosas, esta
sintomatología, especialmente el picor, puede llegar a ser
insoportable para quien lo padece.
Por ello, es muy importante
no solo cuidar la piel atópica, sino también el cuero cabelludo, con
un champú adecuado, especialmente suave, que no reseque y respete el
pH de la piel, como es el Champú Farline Piel Atópica. Es un champú
extrasuave y emoliente, apto para la higiene del bebé, del niño y del
adulto. El champú ayuda a calmar la sensación de disconfort, protege y
refuerza el cuero cabelludo y proporciona brillo al cabello.
Recuerda: mantener un ambiente húmedo en el hogar, gracias a
humidificadores de vapor frío, va a ser muy beneficioso para evitar
que el aire se seque excesivamente por el uso de la calefacción.