Por fin has podido salir a pasear,
después de estos meses de confinamiento, y no hay nada más agradable
que disfrutar del sol primaveral sobre tu piel… ¡¡pero cuidado!! No
olvides tu protección solar si no quieres parecer como un salmonete en
tus primeras “reapariciones sociales”.
El enrojecimiento, incluso las
quemaduras cutáneas, puede ser el primer signo del daño solar en
nuestra piel sino empleamos protección solar. Además, las radiaciones
solares, también causan sobre nuestra piel la aparición de manchas,
envejecimiento prematuro, e incluso cáncer a largo plazo. Por eso, no
es ninguna broma la elección y el uso de una protección solar
adecuada, desde las primeras exposiciones al sol. No esperes al
momento de ir a la playa o la piscina para proteger tu piel.
Simplemente en cada paseo diario tu cara, escote, manos… necesitan
protección solar.
Existe gran variedad de protectores
solares: con distinta protección, textura, para niños, adultos, con o
sin color, etc. Entonces, ¿cuál elegir?
Para poder elegir correctamente, debemos
saber interpretar el etiquetado de los solares. En todos los ellos
debe aparecer tanto el nivel de protección (baja, media, alta o muy
alta), como el Factor de Protección Solar (SPF). Este último hace
referencia a la protección frente a los rayos ultravioleta B,
causantes del eritema y quemadura solar, y nos da idea del tiempo que
podremos permanecer expuestos al sol sin riesgo de quemarnos. Un
factor de protección 30, no quiere decir que puedes estar 30 minutos
al sol sin quemarte, sino que multiplica por 30 el tiempo en que de
forma natural comenzarías a sufrir enrojecimiento sin protector solar.
También nos debemos fijar que el
protector solar ofrezca protección frente a los rayos UV A,
responsables de los daños a largo plazo, como el envejecimiento y el
cáncer cutáneo. Busca el símbolo en el etiquetado.
Aunque el factor de protección a elegir
puede variar en función de nuestro fototipo, es decir, las
características que tenemos cada uno y determinan nuestra respuesta
natural frente al sol, lo cierto es que los dermatólogos recomiendan
siempre protección de SPF 30 como mínimo, y mejor de SPF 50+.
No dudes en consultar a tu farmacéutico,
quien te va a elegir el solar más adecuado a tu tipo de piel, gustos y
necesidades, y recomendará sobre protección solar en general y las
recomendaciones a tener en cuenta. Existen numerosos fármacos y
productos que pueden producir reacciones fotoalergias o fototóxicas.
Conociéndolas podremos tomar las medidas oportunas para evitarlo.
Al igual que usas un gel para el cuerpo
y un champú para el cabello, o una hidratante para el cuerpo, y otra
para el rostro, debes usar un solar específico para la cara. La piel
del rostro es distinta a la del resto del cuerpo, más fina, con
distinto contenido graso, y siempre mucho más expuesta a todo tipo de
inclemencias. Los protectores solares faciales, además de la
protección solar, están formulados con texturas más adecuada, con o
sin color, y pensando en los distintos tipos de piel: grasa, mixta,
normal, seca, reactiva, etc.