No le damos importancia, pero el grado de humedad ambiental puede
influir mucho en nuestra sensación de bienestar, incluso afectar a
nuestra salud.
¿Conoces los beneficios, y por qué es conveniente mantener una
correcta humidificación ambiental?
- En la piel: mantiene mejor la hidratación
natural de la piel. Con una humedad baja, y más en personas
especialmente sensibles, la piel se reseca, agrieta, pica y molesta.
Si la piel es atópica, o presenta eczemas, el problema de picor o
descamación se agrava aún más.
- En los ojos: mejora el confort ocular. En
ambientes con baja humedad ambiental, por el contrario, la lágrima se
evapora con rapidez y provoca sequedad ocular, lo que produce
molestias y alteraciones en la visión y un daño potencial en la
superficie ocular, pues queda poco o mal protegida. La principal
sensación es de cuerpo extraño o arena en el ojo, lo que produce
malestar, e incluso visión borrosa.
- En las vías respiratorias: favorece la
hidratación de las mucosas, fluidifica las secreciones, y por tanto,
mejora la tos. Si las mucosas del sistema respiratorio no están
correctamente hidratadas, su actividad defensiva frente a
microorganismos se pierde, con el consiguiente riesgo de sufrir
catarros, gripe o infecciones de mayor importancia, sobre todo en
bebés o personas mayores.
Como ejemplo, parece que el virus de la gripe se propaga mejor en
ambientes secos y la garganta se irrita con mayor facilidad.
Tanto en casa como en la oficina, la mejor solución para aportar
humedad al ambiente es el empleo de un humidificador ultrasónico. Esta
tecnología silenciosa y económica, convierte el agua en una niebla muy
fina que aumenta el grado de humedad relativa, mejorando la calidad
del aire.