La tensión alta o hipertensión, se define por una elevación constante
de los niveles de la presión arterial sanguínea por encima de los
valores considerados normales para la población general, es decir, de
140 mmHg de presión sistólica, y 90 mmHg de presión diastólica. El
tener unos niveles de tensión arterial alta se relaciona con una mayor
probabilidad de sufrir un accidente cardiovascular. De ahí la
importancia de mantenerla controlada y dentro de estos valores.
Esta es una patología silenciosa, que rara vez provoca síntomas, no
nos duele o molesta nada… con lo que corremos el riesgo de no darle la
importancia que tiene, no detectarla, o hacer un seguimiento
incorrecto. Pero gracias a los tensiómetros digitales de uso
doméstico, tanto de brazo como de muñeca, podremos controlar en casa,
de una forma sencilla y cómoda, nuestros niveles de tensión arterial.
Esta automedida de la presión arterial puede contribuir a mejorar el
cumplimiento farmacológico.
Los factores que se relacionan con el desarrollo de hipertensión son
varios: tabaquismo, estrés, niveles elevados de colesterol, edad
avanzada, antecedentes familiares, diabetes… por tanto, hay algunos
sobre los que nos podremos actuar, pero otros sí, manteniendo un
estilo de vida saludable:
- Mantener un peso adecuado, controlando la alimentación y
realizando ejercicio físico moderado diario.
- Evita el consumo de alimentos procesados, ya que contienen más
sodio que los frescos. Y cocina con poca sal.
- Controlar los niveles de colesterol, con la alimentación, con
complementos alimenticios a base de Omega-3, si llega a ser
necesario, con la medicación que nuestro médico nos prescriba.
- Controlar el estrés.
- Evitar el consumo de tabaco y alcohol.
En caso de duda, consulta a tu farmacéutico.