Las gafas de sol se han convertido en el complemento perfecto
e imprescindible para completar cada estilismo diario, ya
sea en la cuidad, o en la playa. Y cada año tenemos nuevas colecciones
que cambian según las tendencias de moda. Aunque siempre hay modelos
clásicos, como el Aviador o las Clubmaster, que permanecen,
reinventándose con cristales o materiales en distintos acabados.
Por ejemplo, este 2018 han arrasado las gafas de sol con
cristal plano, y lentes con acabados de espejo en distintas
tonalidades.
Sin embargo, no debemos olvidar que la principal
función de las gafas de sol es evitar que las radiaciones lleguen al
ojo, gracias a sus filtros, para lo cual deben estar debidamente homologadas.
Pero también, reducir la intensidad de las radiaciones
visibles para evitar el deslumbramiento y proporcionar una
visión nítida, sin modificar los colores y contrastes. Para
asegurarnos de adquirir unas gafas que cumplan todas las garantías,
debemos adquirirlas en establecimientos sanitarios, ya sean ópticas o farmacias.
En función de la cantidad de luz visible que permiten pasar,
las gafas de sol se clasifican en categorías, desde la 0, indicada
para días nublados a muy nublados, con muy poca luminosidad; a la 4,
indicada incluso para situaciones de muy alta luminosidad, práctica
del esquí o deportes de nieve, pero no para la conducción. La
categoría 3 es la más habitual en las gafas de sol: protegen frente a
una fuerte luminosidad solar y son idóneas para su uso en la playa,
montaña, incluso para los niños.
Si además elijes unas gafas de sol con lentes polarizadas,
evitarás los reflejos, teniendo una visión más nítida.
Y recuerda que las gafas de sol van a proteger no sólo al ojo
de las radicaciones ultravioletas, sino también a la piel del contorno
del ojo, que es más sensible y delicada. Una razón más para no
olvidarlas este verano.