La piel en invierno, se comporta de manera distinta a en verano,
produce menos sebo, por lo que su función barrera disminuye, y es más
habitual que se reseque, perdiendo su elasticidad y causando sensación
de picor y disconfort.
Sigue los siguientes consejos para minimizar los estragos de las
bajas temperaturas en tu piel:
- Hidrata tu piel a diario. Esto es de especial
importancia en el caso de padecer dermatitis atópica; aplica lociones
hidratantes varias veces al día, sobre todo después de la ducha, y
antes de acostarte. Elije lociones específicas que contengan
ingredientes que regeneren y protejan la piel, como la Loción Farline
para pieles atópicas, que contiene ácidos grasos esenciales omega 3 y
6, glicerina y almidón de arroz; va a reforzar la barrera de la piel,
aliviando la sensación de tirantez, y sequedad, manteniendo la piel
hidratada. Se absorbe rápidamente, y permite a la piel recuperar su
función protectora natural y mantener su nivel óptimo de hidratación.
- Bebe de 1,5 a 2 litros de agua, y aumenta el consumo de
frutas y verduras ricas en vitamina C y antioxidantes.
- Ducha mejor que baño, limitando el tiempo, y mejor con agua
tibia. Después, sécate evitando la fricción, mejor con
toques suaves. Del mismo modo, si debes lavarte las manos
frecuentemente, que no esa con agua fría o muy caliente, siempre con
jabones suaves, y aplica después cremas hidratantes.
- Evita también el uso de esponjas o cepillos de ducha duros.
Aplica el gel mejor con la mano.
- No olvides los guantes, ya que las manos, junto al
rostro, son las zonas del cuerpo más expuestas, y que más sufren por
el frío y los cambios bruscos de temperatura.
Pregunta a tu farmacéutico por los productos hidratantes
específicos que necesitas, en función de tu tipo de piel, sobre todo
en caso de dermatitis atópica.