Vuelves de pasar el día en la playa o la piscina, y después de una ducha, tu piel pide a gritos que le aportes ese extra de hidratación, ya que la sal, el cloro, la exposición excesiva al sol y los jabones la van agrediendo, haciendo que su barrera protectora se debilite, y la sientes seca y tirante.
Incluso enrojecida y caliente si no has aplicado correctamente el protector solar. Entonces, ¿qué elegir? ¿es necesario un aftersun específico, o sirve con una loción corporal hidratante?
Lo que es seguro es que después de la exposición al sol, tu piel va a necesitar un producto calmante, hidratante y reparador. Una crema o loción hidratante es ideal para aportar elasticidad y suavidad a la piel. Sin embargo, un aftersun calma y alivia la sensación de quemazón, aportando frescor, y lo más importante, repara el daño que las células han sufrido tras la exposición solar.
El aftersun es una emulsión con mayor contenido en agua, por lo tanto, más ligera y menos grasa que una loción hidratante. Esto hace que se extienda más fácilmente, se absorba rápido, y permita transpirar a la piel evitando que el sudor se condense.
Cuando elijas tu aftersun, fíjate en que incorpora activos con acción calmante, activos hidratantes y reparadores tales como el aloe vera, aceites vegetales y mantecas, y activos antioxidantes como la vitamina B5 o pantenol, y la vitamina E.
Evita los productos con alto contenido en alcohol, pues aunque aporten frescor, a la larga resecan la piel.