Si hay un paso fundamental dentro del cuidado facial, ese es la
limpieza. Sin embargo, muchas veces nos empeñamos en comprar y
aplicarnos cremas y cremas, novedosas, muchas veces caras…. que poco
van a poder hacer en nuestra piel si esta no está correctamente limpia
y preparada. Será como si las aplicásemos sobre una capa que cubre
nuestra piel, y no podrán penetrar y actuar.
El no seguir unos buenos hábitos de higiene facial puede además
tener como consecuencia una serie de problema en la piel, como exceso
de sebo, erupciones, enrojecimiento…
A continuación te indicamos lo que sí, y lo que no debes hacer
para una correcta limpieza facial:
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SI: Elegir el limpiador adecuado. El Agua micelar
es en nuestra opinión la mejor opción, pues desmaquilla y limpia en
profundidad, pero de una forma suave para la epidermis. No deja
residuos grasos sobre la piel y es apta para todos los tipos de
piel, incluso las más sensibles. Aplica el agua micelar con ayuda de
un algodón, con pequeños toques, sin frotar o arrastrar, para no
erosionar la superficie de la piel. Repite este gesto mañana y noche.
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NO: lavarte con agua muy caliente. Esto puede hacer
que se elimine la barrera protectora cutánea. Así que mejor siempre
agua tibia.
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SI: Toallitas limpiadoras, pero sólo cuando sean
necesarias. Las toallitas limpiadoras son un gran aliado bien cuando
estamos fuera de casa, ya que se transportan fácilmente en el bolso
o neceser, o cuando necesitamos retirar gran cantidad de maquillaje.
Pero debemos elegir unas toallitas sin alcohol para no resecar la
piel, testadas dermatológicamente. Y a la hora de aplicarlas,
retirar el maquillaje con toques suaves, SIN FROTAR… que nuestro
cutis no son los platos sucios…
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NO: Exfoliar en exceso. Este gesto, elimina las
células muertas de la superficie de la piel, y favorece la
renovación celular, pero si lo hacemos demasiado frecuentemente,
podríamos erosionar la piel, y dejarla sin barrera protectora.
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SI: ser constante en tu rutina de limpieza, con
agua micelar, y verás cómo es estado de tu piel mejora significativamente.
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NO: olvidar hidratarte también por dentro, bebiendo
al menos 2 litros de agua al día.